Indiscutiblemente nadie deseamos lo que ha ocurrido en Valencia, pero si queremos pensar en positivo, nos quedamos con tantos y tantos actos de solidaridad, de compañerismo… yo diría aún más, de amor puro, verdadero, desinteresado, que tantas y tantas personas han demostrado tener apoyando económicamente a los afectados, dejando sus trabajos, olvidando sus familias e incluso yendo a ayudar a todos los que estaban enfangados.
¡¡El mal no tiene la última palabra!!
¡¡El bien lo construimos nosotros!!

